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sábado, 20 de octubre de 2007

Pobres hijos

El otro día lo comentaba con mi madre: pertenezco a una generación de hijos que seremos más pobres que nuestros padres. Y no es que mis padres estén forrados, créanme. Pero, echando un poco la vista atrás, pienso en el lugar del que partieron mis padres y el lugar al que han llegado y estoy convencida de que hoy en día sería imposible conseguir lo poco que ellos han conseguido en la vida.

Mis padres casi no estudiaron: el instituto, algún cursillo y poco más. Empezaron a trabajar muy jóvenes, como simples asalariados. Sueldos base que, en aquella época rondaban, como mucho, las cien mil pesetas (600 eurillos de los de ahora). Y con eso y todo, lograron tener su casa, amueblarla, comprarse dos coches y, años después, hasta meterse en un pisito de veraneo.

Hoy por hoy, los nombrados "sueldos base" ¿en cuanto están?. Algunos, os lo digo yo, siguen en esos 600 euros. Pero, seamos menos drásticos y hablemos del tan conocido mileurista de hoy en día. 1.000 euros al mes. Una pareja joven, preparada y con estudios, que si no no hay tu tía, en la que los dos tenga ese sueldo: 2.000 entre los dos tienen que alcanzar para pagar una hipoteca que, tal y como anda hoy el precio de la vivienda, sale por 1.000 al menos. Y hablamos de un pisito normal, dos habitaciones, salón y cocina en un barrio modesto de cualquier ciudad.

1.000 euros al mes durante cuarenta años para pagar la hipoteca con sueldos que a penas suben un 1 o 2 por ciento anual. Además, pagando agua, luz, teléfono, gasolina, impuestos por el/los coches, seguros y comida, porque hay que comer, amigos. Luego vienen los hijos y, si nos fiamos al menos de las estimaciones hechas por los jueces que imponen cargas de manutención por ahí, un hijo cuesta unos 200 euros al mes (yo diría que es más, pero fiémonos de la justicia).

Sumen ustedes porque yo soy de letras y no me salen las cuentas, la verdad. Pero yo diría que esta pareja prototípica acabaría viviendo debajo de un puente con sus churumbeles. Y ya no digamos si alguno de los dos corre con la mala suerte de quedarse sin trabajo...

En definitiva. Parece mentira, pero los hijos del franquismo tuvieron la oportunidad de hacerse con una estabilidad económica, una familia y un hogar acogedor - dos coches, perro, vacaciones en la playa o en la sierra -, mientras los hijos de la democracia vemos para nuestro futuro un cinturón al que no le caben ya más agujeros para apretárnoslo un poco más. En libertad, eso sí, pero muertos de hambre...

3 comentarios:

Kiski dijo...

Creo que estar 40 años seguidos cobrando 1.000 euros es muy difícil.

Yo entiendo que se empieza así, pero luego se va subiendo.

No creo que todos estos mileuristas de hoy sean mileuristas del mañana...

Y sino, siempre nos quedará vivir de alquiler.

Un Saludo

Anónimo dijo...

Me ha llegado tu reflexion de los hijos del franquismo, y lo que mas me fastidia es que es verdad. Nuestros padres con sus 100.000 pesetas tenían muchas mas posibilidades de properar. Y es que hace 25 años los pisos costaban 3 o 4 millones, y evidentemente han subido bastante mas que los sueldos.
Me gusta tu blog Vanessa.
Me lo agrego a favoritos.

Vanessa Del Cristo dijo...

Muchas gracias Néstor, bienvenido al blog.
Un abrazo