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lunes, 20 de abril de 2009

Alarmismo antifiltraciones

Si hay un mal que aqueja al equipo de Jerónimo Saavedra desde que se instalara en el Consistorio de Las Palmas de Gran Canaria, ése es el de las temidas y repetidas filtraciones. Varias veces ha dicho el alcalde que iba a poner orden en su casa ante esta mala praxis que todo político teme. Pero no parece que el socialista logre estirpar el tumor de las lenguas largas de su equipo, a la luz de lo ocurrido este viernes con el agua y las urgencias.

No, no fue por una grave preocupación que el concejal de Desarrollo Sostenible decidió dar el viernes, con carácter de urgencia y su consiguiente alarmismo, una rueda de prensa para explicar el exceso de boro en el agua de abasto de la ciudad. No es que no le preocupara el asunto al edil ni a su alcalde. Pero, teniendo en cuenta que el agua del grifo en la ciudad lleva siendo poco saludable casi desde que el mundo es mundo y que es raro el capitalino que se aventura a llevarse a la boca el líquido que sale de sus cañerías, la idea primigenia de informar a los medios el lunes, con una convocatoria bien anunciada y dentro de agenda, tampoco era tan descabellada.


Con ciertos amigos, para qué quiere uno enemigos

Así parece que había quedado el alcalde con Mercedes Roldós tras la reunión mantenida con ella en la mañana del viernes. Sin embargo, por eso que dicen que con ciertos amigos para qué quiere uno enemigos, la cosa tuvo que adelantarse. Alguien se fue de la lengua y otros no supieron callarse el secreto de amigos. Y así nos tuvieron con el corazón en la boca a última hora de la tarde pensando ya en si nos habríamos envenenado al ducharnos la noche anterior.

Pues no, resulta que el agua no es recomendable, pero para ser venenosa tendríamos que convertirnos en ranas. Y resulta además que los 1,2 miligramos de boro por litro que contienen las aguas de las cañerías capitalinas a día de hoy suponen en realidad la proporción más baja registrada de esta sustancia química desde 2006 en el abasto de la ciudad, a pesar de estar 0,2 puntos por encima de lo permitido.

¿Entonces a qué tanto escándalo? Pues, a lo dicho: alarmismo contra las filtraciones. Porque más vale sacar la cara a tiempo y provocar un poco de pánico, a que algún medio se tire el fin de semana especulando y las respuestas a dar el lunes nos dejen aún más colorados.

Y lo grave no es esa urgencia por la alarma, no. Ni tampoco que pensaran esperar hasta el lunes para decirlo, que su lógica tenía el plan. Lo grave, a mi humilde entender, es que el alcalde siga sin controlar su gallinero y que la falta de disciplina en su patio de colegio la sigan pagando los ciudadanos con esta clase de sustos.

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