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lunes, 10 de marzo de 2008

Ahora lo entiendo

A falta de tres días de las elecciones, el PHache ha decidido poner fin a su aventura política. Según comenta la cadena con cierta ironía, los sondeos les daban pocas posibilidades de lograr representación en el Congreso y, como mucho, sólo podrían colocar a su cabeza de lista, lo que supondría tener que prescindir de Eva Hache como presentadora.
EUROPA PRESS
Claro, ya decía yo que no era normal que no hubiera sacado ni un voto. Si el Chiki-chiki va a ir a Eurovisión, el PHache habría conseguido un escaños al menos, seguro. Yo creo que lo que ha pasado es que realmente la Eva se vió con posibilidades y se le atragantó la idea de tener que aguantar a los políticos todos los días en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, creo que se han equivocado. Con las que la Hache podía haber montado en ese Parlamento. Además, ¿no pensaron en lo bien que les hubiera venido abrir una sección en el programa titulada Hoy me echaron por...? Hubiera estado muy bien ver por qué armada diferente echaban cada día a Eva Hache de la Cámara Baja. Y la de minutos de programa que hubieran tenido rellenos durante los próximos cuatro años...

Pero bueno, otra vez será. No hay momento chistoso en estas elecciones. Lo que no quiere decir que no haya resultados graciosos. ¿Qué me dicen por ejemplo de la salida apabullante de Ricardo Melchor del Senado? No se lo esperaba nadie. El pobre debe andar buscando todavía una piedra debajo de la que meterse.



De resto, nada nuevo, todo demasiado dentro de lo previsible. No hubo vuelco electoral para el PP, no hubo triunfo desobitado del PSOE, y lo único destacable, el aumento considerable del voto útil en detrimento de los partidos minoritarios y, como consecuencia, el crecimiento del bipartidismo gris y de hecho que tanta calidad democrática hará perder a este país si sigue en aumento.

Lo dicho, el pescado está vendido y habrá que conformarse con lo que ha tocado durante los próximos cuatro años. La menos mala, que no la mejor, ha sido, como ya vaticinamos, la opción vencedora. Así seguiremos, aburriendonos en el conformismo del gris político de este país a falta de algo de emoción en las candidaturas que anime nuestras urnas. Eso sí, la alta participación en los comicios ha sido, sin duda, una sorpresa agradable para los que aún confían en el sistema. Quizás no esté todo perdido y todavía haya esperanza para la democracia en España, aunque el partido más gracioso de los candidatos decidiera retirarse en el último momento.

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